El secreto de un buen escrito es siempre una buena organización. Aunque soy un firme defensor de la improvisación y de las intervenciones improvisadas, sobre todo en los tribunales, donde hay que estar preparado para lo inesperado, cuando se trata de escribir creo que organizarlo y tener un esquema es realmente crucial. Esto es algo que aprendí en mis años en el Reino Unido y en Estados Unidos, donde conocí el pragmatismo puro y el pensamiento rápido. En las universidades italianas, en aquella época, la tendencia era aprender mucha teoría y muy poca práctica. Como estudiantes de Derecho, a veces nos veíamos obligados a aprender de memoria 800 artículos de un Código, pero no a aplicar ninguno de esos artículos a un caso práctico.
Recuerdo vívidamente un examen en el que el profesor suspendía sistemáticamente a la mayoría de los alumnos, cuando pedía aplicar parte de la teoría a casos prácticos y la mayoría de los examinados no podía hacerlo. Todos los exámenes eran orales entonces, por lo que exigían una línea de pensamiento y razonamiento más rápida. Una vez en EE.UU., cuando estudié mi máster, entré en el misterioso mundo de los exámenes escritos de opción múltiple y libro abierto. Tengo que admitir que aquello me chocó un poco y que me resultaron complicados y difíciles porque eran muy diferentes a lo que estaba acostumbrada hasta entonces. Fue duro pero finalmente conseguí seguir esa onda y entenderla mejor. Cuando hice mi LLM en la Facultad de Derecho de Tulane recuerdo que tuve que escribir bastantes trabajos e hice un buen trabajo pero no podía evitar preguntarme por qué los trabajos de mis compañeros anglosajones parecían tan estructurados y bien organizados a diferencia de los míos. Cuando trabajaba como abogado en EE.UU. tuve la oportunidad de practicar la compartimentación y esquematización de documentos y eso me ayudó mucho en mi trabajo como abogado internacional. En cualquier manual de inglés jurídico observará que existen normas específicas en cuanto al formato, las secciones e incluso el vocabulario de cualquier tipo de documentos. Ahora existen frases y expresiones estándar que puedes utilizar en correspondencia, memorandos, dictámenes jurídicos e incluso presentaciones.
Existen directrices y sugerencias para cualquier tipo de documento que tengamos que redactar en libros y en Internet. Dicho así, la redacción puede parecer una tarea sencilla, ya que hay muchas instrucciones y expresiones formadas, pero en realidad no es nada fácil. De hecho, un elemento muy importante para redactar correctamente es la gramática correcta, otro es una buena sintaxis, pero hay uno que probablemente sea el más importante: el estilo. El estilo marca una gran diferencia a la hora de escribir y eso es lo que pretendemos en nuestros cursos de redacción jurídica. Póngase en contacto con nosotros si desea más información.